martes, 29 de enero de 2013

SWEEZY. CAPITULO 2.

CAPITULO 2: EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO.

Descubrir la naturaleza de las leyes que gobiernan la asignación de la actividad productiva en una sociedad productora de mercancías —en términos cuantitativos— es la tarea de la teoría del valor cuantitativo.
Las mercancías se cambian unas por otras en el mercado en ciertas proporciones precisas; absorben también cierta cantidad precisa, en unidades de tiempo, de la fuerza de trabajo total disponible en la sociedad. Dicho de manera más sencilla, el valor de cambio de un producto es directamente proporcional al tiempo dedicado a su fabricación.
Es una teoría que se complica con sucesivas aproximaciones a la realidad. Para empezar, se entiende que el tiempo dedicado a su fabricación debe ser tiempo “socialmente necesario”, y que la holgazanería en la línea de producción no debe reflejarse en el valor de cambio.
Segundo, el trabajo más calificado debe tener una mayor capacidad de producir valor (productividad) que el trabajo medio o simple.
Por lo general es difícil cuantificar la diferencia de productividad sin aislar al trabajador de la línea de producción, y por lo tanto mientras el trabajo calificado sea comparable con el trabajo medio, el incremento en calificación no determina un incremento en el valor de cambio de la mercancía.
Adam Smith y Ricardo utilizan el ejemplo del ciervo y del castor para ilustrar el papel de la competencia como otro determinante del valor de cambio de una mercancía. Según este ejemplo, los cazadores de antaño podían cazar en el mismo intervalo de tiempo dos ciervos o un castor. Por tanto y ateniéndonos a la teoría anterior, el cambio era de dos ciervos por cada castor.
Si resulta que —manteniéndose lo anterior— en el mercado se intercambiaran castores y ciervos a razón de un castor por cada ciervo, habría que ser zote para seguir cazando castores, ya que a cambio habría una situación claramente favorable hacia aquél que cace ciervos.
Con el cambio correcto de un castor por cada dos ciervos, existirán cazadores que se dediquen al castor y cazadores que se dediquen al ciervo. Y como la relación en el valor de cambio se mantiene a razón de 1:2, el cazador que quiera cambiar de presa podrá hacerlo sin más complicaciones que la adecuación a la nueva situación. Aquí entra en juego la oferta y la demanda.
La oferta y la demanda estarán equilibradas sólo cuando el precio de cada mercancía sea proporcional al tiempo de trabajo requerido para producirla.
A este análisis hay que añadir que la demanda de cada mercancía puede ser radicalmente distinta en función de su utilidad. Si una mercancía (pongamos el castor) es una mercancía de lujo con relativamente escasa demanda y otra mercancía (el ciervo) es un bien básico, con demanda muy alta, lo normal es que la demanda hará que se cacen más ciervos que castores, aumentando el valor relativo del castor respecto del ciervo.
Con la inclusión de la demanda, el valor cuantitativo de una mercancía no está ya determinado exclusivamente por el tiempo dedicado a su fabricación u obtención.
La Ley del Valor de Marx regula las proporciones del cambio de mercancías, la cantidad producida de cada una y la asignación de la fuerza de trabajo a las diferentes ramas de la producción. Su teoría es una adaptación de la producción simple de mercancías al capitalismo.
El Principio de Planeación viene a ser la adaptación de la producción simple de mercancías al socialismo, posible por un control consciente de la asignación de la actividad productiva. La Ley del Valor y el Principio de Planeación son tan opuestos como el Capitalismo y el Socialismo.
El precio de producción es una derivada coherente del valor de una mercancía. El dinero, con la complejidad que entraña, hace que no haya una relación sencilla entre el aumento de uno y el aumento del otro. No es así cuando se trata de una situación de monopolio, en la que los precios pueden ser fijados arbitrariamente.
De todas formas, en ningún caso se discute que el valor de una mercancía está estrechamente ligado a las unidades de tiempo de trabajo que se ha empleado en su producción.

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